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PELUQUERÍA SLOW vs PELUQUERÍA LOW COST

PELUQUERÍA SLOW vs PELUQUERÍA LOW COST

Antes de empezar con el blog de hoy, quiero agradecer a Maria de bellezaholistica (www.bellezaholistica.es) por dejarme compartir su blog. Creo que el destino ha querido encontrarnos, y conocer tus pensamientos, y tu filosofia, y es por eso que hemos querido compartir este blog escrito por Maria.

Muchas gracias, seguro que podemos compartir muchas experiencias en este mundo que nos apasiona.

Una profesora de teatro me explicó una vez: “El ritmo es darle a cada cosa el tiempo que necesita”. ¿Te has parado a pensar por qué hay servicios de peluquería que no sólo no los disfrutas o te relajan, sino que te estresan y te roban la paz? Al igual que muchos actores inexpertos, muchos profesionales de la peluquería confunden el ritmo con la velocidad.

Es cierto que existen protocolos en peluquería, como los ligados al color, en los que tenemos que someternos a un estricto control del tiempo para obtener los resultados deseados, pero, ¿y si te digo que hay cabellos que se cortan en 20 minutos y otros necesitan 45? ¿Por qué no aprovechar el maravilloso ritual de ir a la peluquería para aminorar el ritmo frenético que nos impone este siglo rápido?

Desde Soñando Despierta queremos invitarte a que rompas con el siglo rápido tomándote tiempo para tres cosas fundamentales: Comer, hacer el amor e ir a la peluquería.

Tómate un minuto para respirar y para estar presente en el aquí y en el ahora de estos tres rituales sagrados. Disfruta de las sensaciones que te provocan en los cinco sentidos, que viven anestesiados en el frenesí de lo rápido. Abre los ojos y mira con ellos. Después, ciérralos y respira, huele, utiliza el olfato, concéntrate en el oído, en el tacto, en el gusto… Saborea el instante.

Date permiso para experimentar el placer de los sentidos. Aparca el teléfono por un tiempo y disfruta… experimenta el momento presente con consciencia plena…

Salvo algunas excepciones, a la mayoría de nosotros nos relaja que nos toquen la cabeza. Por eso vamos a comenzar tu sesión con un masaje de bienvenida… perfecto para relajar el cuero cabelludo y desestresarlo (¡Sí, el cuero cabelludo también se estresa!) Cierra los ojos y respira profundamente tres veces inhalando el aceite esencial que hayas elegido antes de sentarte, confía en que tu cuerpo demandará lo que necesite. Desconecta del exterior. Reconecta contigo mismo y con las manos del peluquero. Siente todas las maniobras en tu cabeza concentrándote en el tacto, en la presión, en la energía que fluye entre tu peluquero y tú. Siente cómo se activa tu circulación.

Abre los ojos, respira, ya estamos conectados. Lo agradecerás tú, pues podrás expresarnos lo que necesitas desde otro lugar, lo agradeceremos nosotros, pues podremos escucharte. Ya está. Sabemos lo que queremos y cómo vamos a hacerlo, vamos a lavarte…

Ahora toca escoger un champú para ti en función de lo que nos haya contado en el masaje tu cabello y tu cuero cabelludo. Lo tengo. Éste es el que te va. El agua a la temperatura adecuada, un lavado personalizado, suave, si eres sensible, vigoroso, si lo prefieres; un masaje relajante mientras cierras los ojos cómodamente reclinado en el lavacabezas, disfrutando conscientemente de unas manos que te manipulan con amor… ¡qué bien huele ese champú! Un regalo para el olfato. Aprovecha y ponte una mascarilla nutritiva mientras envuelves tu pelo en una toalla caliente…Relájate, es tu momento.

LOS PROFESIONALES DEL SECTOR

NOS HEMOS VISTO AVOCADOS A LA PRECARIZACIÓN DEL ARTE QUE PRACTICAMOS CON LA IMPOSICIÓN DEL LOW COST

No creáis que sólo a vosotros se os había robado el disfrutar de la peluquería como aquí reivindicamos. Los profesionales del sector nos hemos visto avocados a la precarización del arte que practicamos con la imposición del low cost como modo de producción (lógicamente, si queremos ganar un sueldo que nos dé para vivir dignamente, cobrando a 5€ lo que vale 15€, tenemos que trabajar el triple, lo que implica un tercio del tiempo con cada cliente, repercutiendo en servicios mal ejecutados, en el mejor de los casos, y en falta de higiene, asepsia y calidad en general en los servicios, porque no os engañéis, los desinfectantes cuestan dinero, un dinero que no se puede invertir con esa política de precios, y hay que disponer de tiempo para usarlos, tiempo que en el universo low cost, simplemente, no hay, porque los números, si se suma el agua, la luz, el producto, el alquiler del local y el trabajo del profesional sencillamente no dan a final de mes). Y es que amigos, nadie da duros a peseta.

Eso sin mencionar esos escaparates diáfanos, donde profesionales y clientes, somos contemplados como fenómenos de circo por los viandantes. Y es que no hay nada peor, que luchar por mantener la dignidad mientras eres observada con el tinte y las mechas en la cabeza (¿o no, chicas?).

Como consecuencia de lo anterior, tenemos dos maneras de afrontar los servicios de peluquería. Uno, en el que no valoramos ni nuestro bienestar ni el del profesional al que acudimos, y otro, en el que tomamos conciencia de que si queremos una experiencia distinta tenemos que partir de planteamientos distintos.

Te propongo algo. Busca. Seguro que más cerca de ti de lo que crees, existe algún profesional que esté deseando acompañarte en la recuperación del ritual peluqueril. Un momento para ti, un momento para nosotros, para escuchar quién eres y qué necesitas y darle forma juntos. Nosotros estamos en Madrid, España, pero cada día somos más personas vibrando en esta frecuencia. Recuperar lo bueno. Recuperar lo que es nuestro: El placer de ir a la peluquería.

 



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